sábado, 22 de julio de 2017

Decepción

Todos sabemos lo que es.
Todos la hemos sentido alguna, incluso demasiadas veces.
Cada uno a su manera.


Reconocedlo. A todos nos han traicionado alguna vez.
Engañado. Mentido. DECEPCIONADO.
O al menos, así nos hemos sentido.

Hay amigos que nunca debiste considerar como tales. Hermanos que nunca lo debieron ser, parejas que te exprimieron, jefes que te explotaron, simpañeros que te traicionaron...
Esa sensación que te entra en ese preciso instante en el que eres consciente de que esa persona no es honesta contigo. Decepción.


Cambia su actitud, enfría su sonrisa, corta el hilo sin contar contigo, deja de formar parte de tu vida. Corta. Sin más. Pero sin decir nada, sin decirte por qué ha decidido alejarse.
Y al mismo tiempo, juega a que nada ha cambiado, y en esa actitud ya te estás dando cuenta de que te está mintiendo mirándote a los ojos. Esa mirada fría en la que ves que su boca dice una cosa y su pensamiento otra. Frío.
Que asco de gente. Coño, sé sincero, sé honesto, dí la verdad y evita quedar como lo que eres. Y de camino evitas hacer daño a quien te ha creído y ha confiado en ti.

Esa impresión de una milésima de segundo que cambia tu vida por completo. Entera.
Ya no será lo mismo nunca más.

Tardas unos días en volver a la normalidad mental, según haya sido la intensidad de la relación. Y sientes frío. Como si hubieras perdido a alguien, como si alguien hubiera muerto.

Es raro. De repente alguien a quien consideras tu AMIGO, tu HERMANO, tu PAREJA, tu JEFE, a quien quieres y admiras, sale de tu corazón haciendo un agujero del diámetro de una bala. Y ya no está. Porque esa persona te ha decepcionado y no tiene sentido mantenerla en tu entorno ni en tu mente. A tomar por culo.


Y la vida se presenta dispuesta a volver a llenarse de nuevo, con nuevos amigos, otra pareja, otro jefe. Todas tus costumbres de los últimos años, desaparecieron para siempre. Curiosa sensación. Liberadora y emocionante a la par que triste. Fuerte a la par que vulnerable.
Muy dura. La DECEPCIÓN. Pero emocionante a la vez. Renovadora.

Todos sabemos qué sensación es esa. En menor o mayor intensidad, pero sabemos qué se siente.
Pero la decepción no es lo peor. La decepción viene precedida de algo imprescindible para que llegue a ocurrir, y que es lo más asqueroso del mundo mundial: LA MENTIRA.


Te decepcionas cuando alguien te falla, te traiciona, te engaña, te falta el respeto, te manipula, te utiliza: TE MIENTE.
Si nadie te mintiera nunca, jamás podrías ser decepcionado, porque la decepción viene de darte cuenta de que te han mentido.
Podrías sentirte utilizado, ofendido, negado, insultado. Pero no decepcionado.

Y es que, el que te decepcionen aúna el haber sido utilizado, ofendido, negado, engañado e insultado. Y un poquito humillado también, por hacerte sentir como la persona mas imbécil del planeta, por haber sido tan poco inteligente de ser amigo, serle leal o enamorarte de alguien que no es honesto, y no haberte dado ni cuenta. O por haber confiado en alguien, o por haberle considerado uno más de la familia, o por haberle prestado tu ayuda cuando tanto la necesitaba. Imbécil te sientes.
Pero ya no tiene arreglo. Y aprendes. Otra vez.


Hay gente que no sabrá de qué estoy hablando. Esos son los decepcionadores. Los que decepcionan. Están en el otro lado, por eso no saben lo que se siente de verdad al ser decepcionado, aunque se quejen de que a ellos les decepciona todo el mundo. Y ellos se lo pierden, ojo. Porque es una de las sensaciones más fuertes que un ser humano puede sentir.
Ni el tan sobrevalorado amor es un sentimiento tan fuerte.

Cuando eres joven te decepciona todo el mundo todo el tiempo. Amigos, hermanos, novios, vecinos, profesores, padres... Y te hartas de llorar todo el tiempo.
Cuando eres viejo, ya no te decepciona casi nadie. No.
Pero no porque de viejo no encuentres decepcionadores, que los sigue habiendo. Sino porque ya no nos creemos la imagen que nos dan los demás en un principio. Ya vamos con pies de plomo, y no es tan fácil que te creas a nadie del todo, y por ende, que te acaben decepcionando. Un poco sí, pero vamos, a los dos días te has olvidado de que existen.

Aunque oye, siempre hay alguno que te la mete doblada. Y eso te pasa por esperar de alguien lo mismo que le das, o más de lo que puede o quiere dar, que no todo el mundo es capaz de dar lo que recibe, los hay que prefieren recibir sin molestarse en dar, y claro, esos te decepcionan antes, durante, y después.
Chupópteros emocionales se les llama coloquialmente.
Josdeputa les llamo yo.
En el fondo, el que decepciona suele ser una persona cobarde, frustrada, insegura, amargada, egoísta, celosa, que no se encariña de verdad aunque actúa como que sí, que utiliza a los demás a su antojo mientras le conviene, para conseguir lo que quiere, y te quita de encima cuando piensa que ya no puede sacarte lo que venía buscando, y así, cuando dejas de interesarle, cambia de dirección sin avisar, y ahí te quedas. Y le da igual. Y por eso a tí te sienta tan mal, porque no te lo esperas. Porque te ha mentido, no porque se haya descubierto como gentuza, ya que sin saberlo, te ha hecho un favor.


En fin, amigos, tengan cuidado con quien les rodea. No es oro todo lo que reluce, y hay gente que parece una cosa, y después es otra.

Gente interesada, oscura, con doble cara y doble moral. Es fácil distinguirlos, porque esas personas, no tienen amigos de verdad. Sólo conocidos, y hasta puede que muchos, con los que salir de cañas, ir de viaje o ir a un concierto. Pero con nadie se comportan tal y como son, siempre llevan puesta su careta, mientras tú, aunque lo notas, no quieres darte cuenta, porque sueles confiar en los demás, hasta que te demuestran lo contrario. L@s hay que se sienten tan poca cosa, que los verás siempre rodead@s de gente que los adula sin parar (aunque no lo piensen de verdad), porque esos son los que les hacen sentirse más que los demás. En cuanto dejen de adularles, dejan de interesarles. De libro.

Amigos, parejas, vecinos, jefes, hermanos... Cualquiera puede estar engañándote. Sólo hay que hacer caso a las alertas que te da tu cerebro, porque si lo pienso, a todas y cada una de las personas que me han decepcionado en mi vida, las veía venir, A TODAS (si, y a todos). Desde el principio notaba algo raro, no eran naturales, siempre tenían una mirada como de estar pensando algo en segundo plano...

Una característica de los decepcionadores/as, es que suelen hablar fatal de sus ex parejas y ex amigos, incluso de algunos que aún lo son, y alardean de lo bien que se portan ellos con todo el mundo, pero curiosamente no suelen mantener amistades verdaderas de muchos años, a no ser que les interese por alguna razón, claro.



Pero como no hay mal que por bien no venga, a fuerza de practicar, aprendemos, y ponemos en "modo ON" la alarma de gente oscura, y ya no entra ninguna más en nuestro círculo (o casi, alguno se cuela pero dura poco). Ya los tenemos calados. Todos actúan igual. Qué tontos no habernos dado cuenta antes...
¡¡Y no será porque no se les ve el plumero!!

Pero bueno, lo importante es darse cuenta, y poner a cada uno donde debe estar. Solos, haciendo un papel todos y cada uno de los días de su vida, cambiando de careta según con quien estén, y viviendo una vida de mierda y vacía. Es lo que tiene ser falso, que acaban más solos de lo que estaban, porque al final, acaban rodeados de gente igual de falsos que ellos.
Si, por mucho que quieran negarlo, es evidente.


Y encima, los malos siempre somos los demás... Vaya, qué casualidad, que todos somos malos malísimos menos tú que eres la hostia y todo te sale mal.
Ayyyyyy... Habéis olvidado que el tiempo lo pone TODO en su sitio, menos las ojeras y las patas de gallo. Se siente.

Con lo fácil que es ser honesto y natural, sin más adornos ni más tonterías, e ir por la vida siendo claro...
Pero claaaro, entonces algunos estarían solos desde que nacen, porque no habría dios que les aguantara. Tienen que hacer teatro para ser aceptados por los demás, y dar una imagen que nada tiene que ver con la realidad, qué pena...

Decepción es lo que te hace sentir ese tipo de gente, la que se miente hasta a sí misma.
¿Qué puedes esperar de ellos? Pues eso, MENTIRAS.

En fin, el premio por ser falso es esa maravillosa falsa vida de mierda que tienen que vivir, a ver si reflexionan un poco y se dan cuenta de que tanta mala suerte no podía ser casualidad. Que hubieran sembrado otra cosa... Aunque para algunos quizá ya sea un poco tarde...

Y como dicen por ahí, "Dios, no se queda con nada de nadie"...
Y el universo, tampoco.

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3 comentarios:

  1. Desconfía de los divinos/as, porque tanto arreglo para salir a la calle y tanta sonrisa, huele.
    ¡Buen post!

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  2. Así es amiga. Algunos merecen lo que tienen.

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  3. Muy bien expresado y explicado. Unos somos los buenos que confiamos en los demás y otros los listillos que se aprovechan de nosotros. Y como bien dices, solos están y solos acabarán.

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