domingo, 25 de diciembre de 2016

A ver, yo no sé...

Yo no sé si compartir esto puede parecer lo que no es, pero vamos, yo no sé...


Debe de haber una persona en la tierra (más concretamente en este, nuestro país), que en un momento concreto de su exitosa carrera profesional, haya tenido que pensar en algo tan esperpéntico como esto y los jefazos de no se qué empresa lo hayan dado por bueno.
Si. Porque algo como esto, no puede pasar por casualidad. Imposible.

A ver. La Chiki es enana, sí. No pasa nada por llamar enana a una enana, ni negro a un negro, ni gordo a un gordo. Que por no decir esas palabras a veces metemos más la pata que otra cosa. Si se dice con respeto, no pasa nada.
Una enana es una persona perfectamente normal, con la misma capacidad intelectual que cualquiera de nosotros, los mismos sentimientos y los mismos problemas, pero que además, tienen que aguantar que absolutamente todo el mundo, al verla piense "Pobrecita, es enana".
El problema no lo tiene ella, lo tenemos nosotros. Los que nos creemos superiores a los demás porque los demás sean diferentes a nosotros. Como si es que nosotros fuésemos los que estamos bien hechos, y ellos tuvieran una tara.


¿Quien ha dicho, y dónde, que los "bien hechos" seamos nosotros? Y no los enanos? O los Síndrome de Down? O los autistas, superdotados o hiperactivos?

A veces pienso que ellos son los que están bien, y nosotros los enfermos. Porque ellos son felices dentro de su problemón, aún teniendo más capacidad que los demás, y teniendo que coexistir con gente que los mira mal y piensa que son ellos los enfermos. 

Quizá los tarados seamos los que tenemos las piernas largas, los dos brazos completos o podemos hablar de seguido. Los que vamos por la vida preocupándonos de las patas de gallo o de la celulitis. Los superficiales que teniéndolo todo, nos pasamos el día quejándonos. Los que no nos hemos parado a pensar que la gente que aparentemente tiene un problema físico o neurológico, puede que sean superiores a nosotros. Puede que precisamente, estén marcados para diferenciarlos del resto. De los borregos que vamos a los mismos sitios a las mismas horas. De los idiotas que vamos todos igual vestidos. De los descerebrados que sólo pensamos en lo que se ve desde fuera, y no pensamos en lo que hay dentro.


En fin, que cada vez estoy más segura de que la gente que además de vivir y de convivir con los demás, tiene que soportar el rechazo social, son seres superiores que están muy por encima de nosotros. Y por eso siempre sonríen.

Bueno, y la rubia de la foto y el lumbreras que diseñó los modelitos estos, no merecen ni un segundo del tiempo de ninguno de nosotros, porque por lo visto, se han quedado a gusto. No sé qué han querido mostrar con semejante esperpento. Si han querido ridiculizar a la enana, lo que han conseguido es todo lo contrario. Con el cuerpo de la rubia no hay problema en ponerse esa mierda de traje. Lo que hay que tener cojones es para ponérselo midiendo medio metro. Olé por la gente sin complejos y con el triple de problemas que los de metro ochenta.


Y luego nos venden que hay que ser tolerante, solidario y respetuoso con el prójimo...

Vergüenza de país tenemos...

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