jueves, 12 de noviembre de 2015

Pa un día que puedo ponerme guapa...

El sábado tenía dos eventos. Hacía aaaaños que no tenía tanto evento junto.
Me encanta la palabra "evento".
Y es que mi vida social empieza a ser como la de Carmen Lomana, pero sin silicona ni tacones ;)
A medio día iba con mi amigo Emilio a una fiesta-barbacoa en un cortijo, con lo más granado del mundo del olivar, a comer y beber. Y por la noche, un concierto de Juan Perro del festival de Jazz, en el Teatro Isabel la Católica. Qué emoción!!


No sabía qué ponerme, ya que, ni tengo práctica en esta clase de eventos, ni tengo ropa para ellos. Bueno si tengo, pero no me la sé poner. Está en el armario con las etiquetas colgás...

Me había alisado el pelo dos días antes. Mi amiga Sonia se había empeñado, y la verdad es que me gustó, así que como soy una caprichosa, me compré una plancha, para mantener ese look estilizado a la par que pijo, que tan pocas veces he sido capaz de mantener más de dos días. Hasta parecía de mejor familia.


Me levanto, me ducho, y me dispongo a probarme modelitos. Esas cosas que todas las mujeres han hecho millones de veces en su vida, menos yo. Qué poca gracia tengo pa probarme modelitos oye... Ni pa ponérmelos...

Con las patas llenas de pelos, los calcetines y las zapatillas de casa, es difícil que quede bien ninguna falda o vestido que se precie...
Pero es que me da mucha pereza ponerme las medias. Es lo mismo que hacer morcillas, meter todo eso en una redecilla!!! Foh!!... Qué inventos más torturantes...
Mientras, mi hijo andaba por casa, preguntándome algo importantísimo cada minuto y medio, y yo así no me puedo concentrar en mi estilismo!


Con la cama llena de faldas, vestidos, camisas y cosas dignas de dos eventos de tal calibre, iba pasando la mañana. Me ponía una cosa y me la quitaba, Y así hasta 40 veces. No me veía con nada. También tenía que secarme y alisarme el pelo con mi flamante nueva plancha, ya que de dormir, lo tenia pelín fatal.

Qué estrés!!, hará calor? Hará frio? Irán muy peripuestas las invitadas? Irán en vaqueros?... Ofú....no he nacido yo pa estas cosas...

Bueno, pues primero me voy a alisar el pelo y luego me visto tranquilamente...

Madre mia!! Qué coñazo!!!!... Llevaba media hora en el baño, cogiendo mechones, me quemaba los dedos, salía humo del pelo!!, pero qué invento es este????. Yo ya sudando como un pollo, el niño venga preguntarme cosas, y la hora de salir se acercaba amenazadoramente...

De repente oigo: "MAMÁÁÁÁÁÁÁ, HAY UN PERRO EN LA TERRAZA!!!!"

. . .  P E R D O N A A A A ? ? ? ? . . . 


No me lo podía creer.... ¿Cómo coño había llegado ese mini perro a mi terraza??? Volando????... FOOOHHH!!!. Los que conocéis la terraza, sabéis lo complicado que puede ser acceder a ella por el tejado sin matarse. Pos el puto perro accedió.

Y yo ahí, con los pelos a medio planchar, las patas llenas de pelos, los calcetines y las zapatillas, salgo a comprobar con mis propios ojos que lo que dice mi hijo no es una alucinación provocada por las cosas que ve en la tele y los 4 donuts de chocolate que se acababa de zampar...

Pos si, oye....había un perro, chiquitito, negro.....CAGÁNDOSE Y MEÁNDOSE POR TODA LA TERRAZAAA!!!.
Yo dando gritos como una loca: "NO TE CAGUES!!! NO TE MEES!!! DE QUIÉN COÑO ES ESTE PERROOOOO????", vamos, que si era de algún vecino, se enteró fijo. Eso esperaba yo...que sonara el timbre y se lo llevaran, pero no cayó la breva...

El agobio y el estrés se apoderaban de mi por segundos. Quería ir divina al evento, y sobre todo, cómoda, ya que íbamos a empalmar el cortijo con el concierto, y a medio día hace calor, pero por la noche frío.
Para semejante proyecto de estilismo, necesitaba estar tranquila, Y NO CON UN PERRO DESCONOCIDO CAGÁNDOSE EN LA TERRAZA!!.

Me acerqué a él diciendo "Miso miso", a ver si se dejaba coger, y por lo menos lo sacaba al pasillo de la calle. Pero nada, el perrito cada vez que me acercaba, soltaba un zurullo!! y luego una meada!!, así que tras muchos intentos, con mi hijo detrás dando gritos, desistí.
El perrito se escondió entre las macetas, y de ahí no se movía el mu cabrón.


Ya era la hora de salir corriendo. A tomar por culo mi estilismo sofisticado. Me puse el uniforme (a saber, los vaqueros y la camiseta negra), y palante.

Tuvimos que dejar al perrito en la terraza con un cuenco de agua. Eso si, mi hijo dejó un mensaje al vecino de al lado diciendo que si el perro era suyo, que allí estaba, y que se buscara la vida pa rescatarlo, que no volvíamos hasta las 12 de la noche.

Me fuí con un pellizco en el estómago, sólo de pensar en cómo me iba a encontrar la terraza de cacas y pipises cuando al día siguiente subiera la persiana...

Menos mal que en el cortijo se estaba en la gloria, con parrillas por todos lados, asando morcillas de las que no puedo comer, chorizos de los que tampoco puedo comer, y carne de la que me puse como el kiko. Y yo con mi pelo a medio enlaciar...menos mal que el personal ya llevaba unos cuántos quintos en el cuerpo, y no repararon en mi look grunge a la par que moderno.


Sobre las 8 de la tarde salimos de allí hacia Puerta Real, para ir al concierto, con un tufazo a morcilla que debía tirar patrás, a sentarnos en un teatro rodeados de gente recién salida de la ducha y bien perfumada. Menos mal que no nos encontramos a nadie conocido al que darle dos besos...

Cuando llegué a casa por la noche, no me quise ni asomar a ver si estaba el perro o no... pa qué?, ya estaría todo sembrado de cacas, y esa información no era necesaria pa irme a dormir.

Perdí la oportunidad de ir a dos eventos vestida de mujer y no de camionero, como voy siempre, pero vamos, aunque hubiera ido con falda y tacones, la peste a morcilla no me la iba a quitar nadie, así que, tampoco pasa ná!

Por la mañana, recién levantá, abrí y ya no estaba el perrito. Eso sí, había dejado unas 8 cacas y unos 20 pipises, estratégicamente repartidos por toda la terraza.
Manda cojones, que yo no tengo perro pa no tener que limpiar cacas, y mira lo que me manda el señor...

Bueno, me voy que tengo otro evento. Pa este si he tenido tiempo de todo, pero me voy igual, con mi uniforme! No voy a cambiar a mi edad... Eso sí, mi cuñá me ha pintado los ojos con sombras y tó, y ahora parezco un camionero travestí.

Moraleja: No por mucho madrugar, amanece más temprano.

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