miércoles, 25 de noviembre de 2015

La vida y la muerte...

Vengo del funeral de un amigo de la familia. Ya tenía los 70 y estaba malito.
Muchísima gente despidiendo al difunto. No cabíamos en la capilla. Era un buen hombre, muy querido por todos. Debe ser agradable ver ya desde el otro lado, que tanta gente te quería y han ido a decirte adiós, con el frío que hacía a las 10 de la mañana.
Ese hombre recorrió el mundo entero, tuvo hijos, plantó árboles, escribió libros, hizo lo que quiso, y se va sin haberse quedado con las ganas de nada. Como debe ser.

Su viuda y sus hijos, han charlado muy agradables con todos los asistentes. Visiblemente tristes, pero sin perder la sonrisa. Porque no hay por qué hacer de una despedida, una tragedia griega. A todos nos entristece que se vaya alguien a quien queremos o apreciamos, pero en las instrucciones de la vida, eso ya viene escrito en el último párrafo. Estábamos avisados. Cuando yo me muera, no quiero que nadie llore, quiero veros a todos allí, y que después os vayáis de cañas y de concierto a mi salud!. Bueno... a mi salud celestial.

Ha sido todo muy aséptico, como lo es desde que hay tanatorios e incineraciones. La vida moderna ha llegado hasta a la muerte. Se pueden mandar pésames por internet, comprar flores, y recibir el boletín del cementerio con las esquelas del día. Tienen hasta una app para Android o iPhone. Vamos, que ya puedes ir a un entierro sin ir.
Si la vida se había despersonalizado, ahora también la muerte. Y no te digo que me parezca mal, no. Porque no hay que mirar a la muerte como algo feo, sino como algo natural, y si ahora es todo tan normal, mucho mejor. El amor hacia alguien que se ha ido, no se mide por los gritos que se peguen en su funeral.


Allí estaba media Granada. Allí nos hemos vuelto a ver los que antes eran los padres y los que antes éramos los niños.
Ahora ellos son abuelos, y nosotros somos padres.
Todos mucho más arrugaos que hace 30 años, como es lógico.
A algunos me ha costado reconocerlos. A ninguno le ha costado reconocerme a mi. Y eso no sé si es bueno, o es malo. La última vez que nos vimos, ellos tenían mi edad, y yo tendría unos 16.
Muchos me han saludado con besos y abrazos diciéndome que cada vez me parezco más a mi madre, cosa que me halaga enormemente.

Los de más de 70 años me han dicho que estoy hecha una "chotilla". Me han alegrao el semestre ;)
Las señoras de más de 60, algunas divinas, y otras demasiado maquilladas para ocultar esas arrugas que sobresalen del maquillaje, pero todas muy cariñosas.
Los que antes éramos niños y ahora pasamos de los 40, unos mejor que otros. Curiosamente, los que de jóvenes eran los más guapos, ahora están feos. Los que antes eran feos, están igual de feos, pero menos que los que antes eran guapos. Qué mal trata el tiempo a los guapos.
Las que antes eran niñas, ahora llevan demasiado maquillaje, todas.
Es curioso esto de verse después de 30 años con quien ha formado parte de tu infancia, y han sido como de tu familia.


Nos tenemos que morir, antes o después, queramos o no. Lo único a lo que podemos aspirar en este tema, es a morirnos tranquilos y sin dolor. Y en esos momentos, cuando te mueres, es cuando se nota si en vida fuiste buena persona, buen padre, buen marido, buen amigo, buen profesor, buen vecino... Porque allí estarán todos tus amigos, tus alumnos, tus compañeros de trabajo, tus vecinos, tu familia, tus conocidos...
Es curioso que lo que sí se puede medir el día de un funeral, es la bondad de la persona que se va. Ahí si que no hay fallo posible. En la sala de al lado sólo había unas 7 personas. Qué triste. Morirte y que sólo hayas dejado huella en 7 personas. Que sólo 7 personas hayan sentido que debían estar allí. Y ya es tarde para arreglarlo, demasiado tarde.

No vivas haciendo la puñeta a los demás, porque como dice mi cuñá, "Dios no se queda con nada de nadie", y aunque ya, una vez muerto, poco te importa la gente que vaya a tu funeral, mientras estamos vivos sí que deberíamos pensar si estamos haciendo las cosas bien, o el día que estiremos la pata, tendrán que meter en la misa a los trabajadores del cementerio para hacer bulto. Muy triste.

Morirse es algo natural, lo mismo que nacer y crecer. No hay que tenerle miedo a algo de lo que no podemos escaparnos. ¿Está en tu mano no morirte?, no , ¿verdad?, pues no vivas pensando en que te vas a morir, porque eso es lo único que tenemos todos asegurado en esta vida. Y mientras pierdes el tiempo teniéndole miedo a la muerte, estás dejando de vivir. Viaja si quieres viajar. Ten hijos si los quieres tener. Estudia, dibuja, baila, canta, haz fotos, limpia los montes, hazte vendedora de Avon, lo que quieras!, pero hazlo, no lo dejes para "más adelante".


No sabemos si mañana nos va a atropellar un autobús, o nos van a diagnosticar un tumor, o el mundo va a explotar por algún lado. No se pueden dejar las cosas para después, hay que hacerlas ya!, que cualquier día se nos para el reloj, y ya no hay "peros" que valgan...
Así que menos remilgos y menos prejuicios, y por supuesto a portarse bien con el prójimo!, que como dicen las cursiladas esas que ponen en Facebook, "No morimos mientras estamos en los pensamientos de quien nos quiso".

Hay que vivir mientras estamos vivos, porque muertos vamos a estar mucho tiempo!.

Buen viaje, Manolo :* que a donde vas, es el único lugar del mundo del que te quedaba por escribir...

•••

Más post en la columna de la derecha ;) ---->
•••

SÍGUEME EN TWITTER, si quieres claro... 😂

No hay comentarios:

Publicar un comentario